Son los frutos los que valen.
Son las buenas obras , no las buenas intenciones ni la fe que no se puede ver. Las espontáneas y visibles acciones ...
Son actos bondadosos, cuidadosos, sanos y puros? O saben a egoísmo, impureza, codicia, e impaciencia?
Jesús Encontrará los frutos de tu vida podridos, llenos de gusanos, sin sabor o pura cáscara? Serán como frutos escogidos, de buen gusto, y abundantes? La respuesta es muy importante,
porque Jesús enseñó: “Por sus frutos los conoceréis” Mateo 7.20.
Jesús quiso que supiéramos que Él juzgara a todo hombre por sus obras. Las obras muestran lo que hay en el corazón.
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