miércoles, 3 de julio de 2013

Sal 42: 5,11.

Por qué te abates, oh alma mía, 
Y por qué te turbas dentro de mí? 
Espera en Dios; porque aún he de alabarle, 
Salvación mía y Dios mío."
Sal 42: 5,11.
Únicamente Él puede sanar, y se deleita en hacerlo. El oficio de nuestro Señor es vendar el corazón quebrantado, y lo hace con extrema maestría. No nos demoremos, sino que debemos regresar de inmediato al Señor del que nos hemos alejado...

No hay comentarios:

Publicar un comentario