domingo, 8 de septiembre de 2013

A pesar de que la actitud de nuestro corazón debe ser la de un niño

A pesar de que la actitud de nuestro corazón debe ser la de un niño, Dios desea que lleguemos a ser hombres y mujeres maduros. Él desea que crezcamos espiritualmente. Para lograr esto Él nos permite enfrentarnos a muchas circunstancias desagradables y pruebas.
cuando somos mayores en el Señor, la vida de fe comienza en la medida en que nos atamos de manos en rendición y le permitimos a Otro que nos vista y nos lleve adonde no queremos ir. Ya no nos vestimos nosotros mismos y vamos por nuestro propio camino. Ya no caminamos, sino que somos llevados. Ya no consideramos nuestros propios deseos. Ya no podemos actuar conforme a nuestra propia voluntad separados de la voluntad de Dios. En vez de eso, nos sometemos definitivamente a los tratos de Dios para con nosotros. Reconocemos al fin que hasta el momento hemos estado llenos de nosotros mismos: hablando muchas palabras añadidas a las que Dios nos ha dado, y haciendo muchas cosas aparte de las que Dios nos ha llamado a hacer. De la misma manera, vemos que frecuentemente hemos fallado en hablar y actuar en muchas ocasiones, simplemente porque nos hemos amado a nosotros mismos más de lo que amamos a Dios.

Esa transición entre una vida de “sentir” y una vida de fe, de ser gobernados por el yo a ser gobernados por el Espíritu, no sucede en unos pocos días....
Te digo la verdad: cuando eras joven te vestías solo e ibas a donde querías. Pero cuando te vuelvas viejo estirarás tus manos y alguien más te va a vestir. Después te llevará a donde no quieras ir
Juan 21:18

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