miércoles, 23 de enero de 2013

2 Corintios 12:9

“Me jactaré con gusto de mis debilidades, para que así el poder de Cristo pueda descansar sobre mí”
Nosotros no nos jactamos de nuestras debilidades de la manera en que Pablo lo hacía. 
O bien nos rehusamos a admitirlas, o las escondemos, o bien intentamos hacer ciertas mejoras, o intentamos cubrirlas sobre compensándolas en algún otra área.
Es doloroso, pero las amargas lágrimas del error proveen el agua para nutrir la Preciosa Semilla que es plantada en tu corazón y que la hará crecer. El llegar a cansarnos de nosotros mismos es la llave que abre la puerta para todo el poder, la victoria, y la fructificación en Cristo Jesús que buscamos.
“Yo sé que en mí (mi carne) no hay nada bueno”. Yo lo sé, dice Pablo. Nada bueno. Aparte de Él no soy nada. Él es Todo. Cristo en mí es mi única Esperanza. En una parte de mí, mi carne, no hay nada bueno. En la otra parte de mí, en mi espíritu,
vive Cristo.
Aleluya!

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