jueves, 27 de junio de 2013

Isaias 32:2

Qué escondedero ha sido Él para Su pueblo! Él Señor... soporta la fuerza del viento, y protege a aquellos que se esconden en Él.
Corramos a Él en este día, y estemos en paz.
A menudo el viento de la aflicción se levanta con tremenda fuerza y se vuelve tempestad, barriendo todo lo que se le pone enfrente. Las cosas que parecían firmes y estables se sacuden por el ventarrón, y muchas y grandes son las caídasnentre nuestra confianza carnal. Nuestro Señor Jesús, glorioso, es
refugio que no es abatido nunca. En Él miramos la tempestad rugiendo,pero descansamos en deleitable paz... y quietud..

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