lunes, 29 de abril de 2013

Mateo 5:43-44

Las Escrituras nos hablan de un veneno que es peor que el veneno de un escorpión o de un víbora. Santiago nos dice “que la lengua es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal” Y cuando el veneno de las palabras de alguien pica a otra persona, una bendición hablada puede actuar como una descarga eléctrica para neutralizar el dolor y la destrucción.
Heridas permanente.
Cuando alguien nos maltrata verbalmente, rara vez nuestra reacción natural consiste en responderla con una bendición. Preferiríamos responderlas con nuestras propias palabras hirientes. Nuestro orgullo nos empuja a devolver ofensa por ofensa, insulto por insulto. Sin embargo esto sirve para duplicar el veneno y la destrucción del maltrato original.
Dios sabe que existe en nosotros esa tendencia natural y ha provisto algo al respecto. “Bendecid a los que os persiguen; bendecid y no maldigáis”. La bendición hablada a aquellos que nos hieren con sus palabras forma parte de la respuesta general que Jesús nos enseñó, según la cual siempre debemos amar a nuestros enemigos. “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, y bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen.” (Mateo 5:43-44)
Si bendecimos a los que nos maltratan o nos maldicen, Dios nos va a bendecir a nosotros, y también se va a hacer totalmente responsable del castigo que haga falta en la vida de los que nos hacen daño. (Romanos 12:19-21)
Cuando la Biblia habla de bendecir a quienes nos maldicen, esa maldición puede consistir en insultos, reproches y ofensas verbales de todo tipo que puedan recaer sobre nosotros.
Injurias
La Biblia utiliza el verbo injuriar a las personas que maltratan con sus palabras. Las injurias proceden de un corazón lleno de escarnio y desprecio. Son los que vomitan ira y el odio durante un ataque verbal dirigido a otra persona. Tienen el propósito de denigrar, difamar, llenar de vergüenza, desacreditar o atribuirle a otra persona una motivación malvada o siniestra. Consiste en hablar de alguien con amargura. Otro aspecto de la injuria es el ridiculizar a alguien. Los personas que de una manera han tenido algún ministerio o trabajo público, han experimentado ataques personales. 
El dolor y la opresión que nos hacen sentir otras personas pueden ir mucho más allá de los maltratos verbales, pero la bendición es la respuesta que Dios nos ordena hacer.
Son muchas las personas que dado testimonio que han podido superar años de amargura cuando empezaron a bendecir a quien les maldijo o maltrato cuando eran niños, ya sea sus padres u otra persona.
Números 6:24-26: 
“Jehová te bendiga y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia. Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz”.
Jehová te bendiga: El Señor es la fuente de todas las bendiciones. Muchos anhelan la bendición de Dios como Jabes clamó: ‘Oh si me dieras bendición¡
Jehová te guarde: El es nuestro guardador, (Salmo 91)
Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti: El es el Sol de Justicia, y la Luz verdadera que alumbra sobre todo hombre 
(Juan 1:9)
Tenga de ti misericordia
Jehová alce sobre ti su rostro
Ponga en ti paz. 
Jehová Shalom.

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