viernes, 10 de mayo de 2013

1 Juan. 4:18

Probablemente la emoción más paralizante que puede sobrecogernos es el temor. Ninguna otra emoción puede, de una forma tan efectiva, negar nuestra fe, ahogar nuestro gozo, interrumpir nuestra paz y restringir nuestro caminar con el Señor.
En el amor no hay temor, sino que le perfecto amor echa fuera el temor...” 1 Juan. 4:18
2 Cor. 10:4,5.
Pablo enseña claramente que nuestros procesos de pensamiento son, en su gran mayoría, de naturaleza espiritual; por tanto, cuando nuestra mente recibe un pensamiento negativo, el cual nos lleva a un patrón de temor, estamos involucrados en una guerra espiritual que sólo se puede ganar por medios espirituales
De qué tenemos miedo y preocupación? Los estudios indican que un 92% de nuestras preocupaciones están injustificadas, o bien porque son por cosas que nunca ocurrirán, cosas del pasado que no se pueden cambiar con la preocupación, o son cosas sin importancia que no nos garantizan el esfuerzo realizado.
Si examinas tus preocupaciones, descubrirás que esto es cierto también en tu vida; por tanto, la mayoría de nuestra preocupación es una pérdida de tiempo y energía, y, de hecho, es tiempo gastado edificando el reino de oscuridad...
Sin embargo, incluso el 8% de nuestras preocupaciones, que podemos considerar como causas legítimas para preocuparse, no deberían producir temor en nuestros corazones y mentes.
“Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios” (Fil. 4:6).
Aquí está, por tanto, la solución al temor y la preocupación: oración, mas súplica mas agradecimiento, igual libertad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario