viernes, 10 de mayo de 2013

Salmos. 36:5-9

“Tu misericordia, oh Señor, se extiende hasta los cielos, tu fidelidad, hasta el firmamento. 
Tu justicia es como los montes de Dios; tus juicios son como profundo abismo. 
Tú preservas, oh Señor, al hombre y al animal. ¡Cuán preciosa es, oh Dios, tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se refugian a la sombra de tus alas. Se sacian de la abundancia de tu casa, y les das a beber del río de tus delicias. Porque en ti está la fuente de la vida; en tu luz vemos la luz.”
Salmos. 36:5-9
Sólo la inmensidad de su creación podría empezar a compararse con la grandiosidad del carácter de Dios.
Que nuestra oración sea continuamente:
“Abre mis ojos, Señor, para que te vea en tu maravillosa creación”.



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