domingo, 19 de mayo de 2013

Efesio 6:10. y Salmo 107:35

Tenemos que aprender a confiar en el Señor y a despertarle espiritualmente, esto es, a pedirle que sea Él quien calme la tempestad por nosotros, pues ...no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes... Efesio 6:10.

La tempestad es una batalla de vientos espirituales que ponen patas arriba nuestro mundo, las circunstancias de nuestras vidas, para hacer hundir la fe de cada persona en particular y de la Iglesia en general. Cuantas veces hemos visto tempestades entre amigos, por no decir entre matrimonios, con los hijos o con los padres, además de en el mundo, en el trabajo, y entre hermanos en la Iglesia, etc. es algo que ocurre a diario. No debemos caer en el error de pensar que estamos solos, porque el Señor navega con nosotros en la travesía de nuestras vidas, y debemos evitar intentar calmar los vientos con nuestras fuerzas, en lugar de orar y clamar a Dios en Cristo, quien por ser el creador, los vientos le obedecen. Tengamos pues fe en Él y digámosle al mundo en el nombre de Jesús: Calla, enmudece.

Salmo 107:35 Vuelve el desierto en estanques de aguas, Y la tierra seca en manantiales. SEÑOR has que de este desierto broten manantiales de agua viva, que la bendición cubra la vidas...

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