viernes, 10 de mayo de 2013

EL TEMOR REVERENTE...

Salmo 24:3-6.
Quién subirá al monte de Jehová?
Y quién estará en su lugar santo?
El limpio de manos y puro de corazón;
El que no ha elevado su alma a cosas vanas,
Ni jurado con engaño.
El recibirá bendición de Jehová,
Y justicia del Dios de salvación.
Tal es la generación de los que le buscan,
De los que buscan tu rostro,
oh Dios de Jacob

Las manos limpias nos hablan de acciones justas y correctas. El corazón es el centro de donde sale tanto lo bueno como lo malo. Jesús dijo que del buen tesoro del corazón se saca lo bueno y que del mal tesoro del corazón sale todo mal Mateo 12:35.
Busquemos, pues, que nuestro caminar sea justo delante del Señor para que El haga resplandecer su rostro sobre nosotros.

Un corazón puro es aquel que ha desechado los valores de éste siglo para valorar, por encima de todo, la Palabra de Dios; alguien que no cuestiona, ni cambia, ni reinterpreta la Biblia para aplicarla a su tradición o religiosidad, sino que la obedece tal y como es; en otras palabra, es un hacedor de la Palabra.

El alma, como centro de la voluntad, pensamientos y emociones, puede ser seducida por la vanidad de la vida, los deseos de los ojos y los deseos de la carne, y la solución nos la da 1 Juan 3:16-17 que dice: “...el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”, es decir, quien obedece lo escrito en la Biblia...EN TODO TIEMPO Y CIRCUNSTANCIA.

Ni jurado con engaño”. Las manos nos ilustran los hechos; el corazón, las intenciones; el alma, la voluntad, los deseos y pensamientos, y ahora, se termina con las palabras, Jesús enseñó que nuestro hablar debe ser claro, concreto y honesto al decir que nuestro si debe ser si y nuestro no, no. Al aplicarlo a buscar el rostro de Dios, nos está diciendo que nos pongamos en orden con su Palabra en espíritu, alma y cuerpo, o como dice el gran mandamiento, con todo el corazón, alma, mente y fuerzas.

BUEN COMIENZO DE SEMANA, PAZ DE DIOS.


"La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto."-Salmos 25:14
Más que nunca, hay algo que falta en nuestras iglesias, en nuestra adoración, en nuestras oraciones. Pero sobretodo, en nuestras vidas personales. Es el ingrediente que abre las puertas a la intimidad y la pasión en nuestra relación con Dios. Es lo que mantiene nuestras vidas puras, reales; lo que nos transforma en genuinos hijos de Dios. Es…
El temor de Dios.... EL TEMOR REVERENTE...

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