viernes, 10 de mayo de 2013

Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios

“Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios”.
Un corazón puro es aquel que está libre de pecado, temor, culpa, enojo, inferioridad, depresión y efectos de traumas pasados. Un corazón puro está lleno de fe, esperanza, amor y gozo. Quienes tienen un corazón puro viven conscientes de su identidad con Cristo, lo cual les da la victoria sobre el pecado.
La pureza de corazón viene sólo por medio de la obra del Espíritu de Dios. Mientras que el sabio consejo de hermanos y hermanas se puede usar como un instrumento de corrección y sanidad, es sólo el Espíritu el que puede circuncidar el corazón y hacerlo puro.
Cuando nos apartemos de las demás voces que demandan nuestra atención, rechacemos cada visión de temor, fracaso y pecado y nos enfoquemos sólo en nuestro Señor y Salvador, tocaremos a Jesús, y al tocarle, seremos restaurados.


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